De un tiempo a esta parte, el clima parece haberse vuelto loco. Y ha logrado contagiar su locura al mar. En la ría de Arousa, los bateeiros pueden dar fe de que este año nada está como debiera. Tras un verano de aguas especialmente cálidas, de intensa marea roja y de una plaga de anémonas sin precedentes, ahora el mejillón se cae, literalmente, de las cuerdas. En algunos viveros, hasta la mitad de la producción se ha ido ya al fondo, para desesperación de quienes contaban con poder venderlo.
El problema parece ser más grave cuanto más cerca de la boca de la ría se encuentren las bateas. Y parece, también, que se atempera a medida que se viaja hacia el interior del estuario arousano. Aún así, ninguna zona está libre de una realidad que se extiende y que afecta tanto al mejillón de talla comercial, como al desdoble y a la cría. Eso supone, dicen los mejilloneros consultados, que en estos momentos están en peligro tres cosechas: la actual y las de los dos próximos años. Así lo manifestaban en los últimos días desde las agrupaciones de Boiro, Rianxo y A Pobra.
En verano, el cierre de los polígonos a consecuencia de una virulenta marea roja agudizó el problema. Tras la apertura, un ritmo de ventas desesperadamente bajo ha contribuido a complicar aún más la situación. El bivalvo que espera su oportunidad de salir al mercado se desploma a las primeras de cambio.
Sin abastecimiento
De seguir las cosas como hasta ahora, explican desde diversas agrupaciones bateeiras, cuando la demanda crezca en Navidades podría haber problemas de suministro a los mercados «porque todo o mexillón foi antes ao fondo». Y es que, si el bivalvo se ha caído en este verano mediterráneo que aún vivimos, ¿qué ocurrirá cuando lleguen los primeros temporales del invierno? «En canto veña unha revoltura non vai quedar nada», auguran los productores, a los que se les agota la esperanza. No es de extrañar. Algunos han perdido «máis do cincuenta por cento» de la producción antes de poder venderla. «De cordas das que antes se sacaban douscentos quilos bo é se agora se sacan cincuenta», remachan.
¿Culpables? Se apuntan muchos. A petición del sector, el consello regulador está estudiando si la gran cantidad de anémonas detectadas en las cuerdas tiene algo que ver con la dificultad que parece encontrar el mejillón para producir el viso que lo mantiene a salvo y agarrado a las cuerdas. En cualquier caso, no parece que sean las anémonas el único mal. Ante semejante cúmulo de problemas, desde la cabeza de las organizaciones piden calma; paciencia y prudencia ante un año que parece presentarse especialmente retorcido.
