Mucho más de la mitad de la producción de mejillón de la ría de Pontevedra -los productores son reticentes a concretar porcentajes- se ha desprendido de las cuerdas de las bateas a lo largo de este verano y ha acabado en el fondo de la ría o empujados por las olas a las playas -los bañistas notaron una inusual aparición de este crustáceo en arenales como Chancelas-. Parece que no hay una única causa para esta inusual experiencia, pero el sector está completamente sorprendido y también contrariado por sus efectos económicos y empresariales. La situación se repite en otras rías, pero en la de Pontevedra no se ha librado del extraño desplome de mejillón ningún polígono de batea.
En el puerto de Combarro, Manuel Ferreiro, patrón del Hermanos Ferreiro y presidente de Amecomra, admitió que el problema de la fijación del mejillón en las cuerdas de la banda norte de la ría es grave este año. Y además, incidió en que era algo sin precedentes. En otras ocasiones, con tormentas, mar de fondo y en invierno, podían desprenderse entre el 10 y como mucho el 20 % de los ejemplares, pero este verano, con un mar en calma, la pérdida ha sido descomunal.
«Nesta época non debera haber ningún desplome de mexilón, porque non houbo nin temporales», matizó Ferreiro. El presidente de los bateeiros de Combarro cree que el desplome en estas bateas se eleva hasta el 40 %.
La razón que Ferreiro apunta para justificar esta situación se encuentra en el desove de estos moluscos. «O problema estivo ao coller cría o mexilón, cos desovos a cría pequena crece nas cordas e como ten moita, estase desprendendo. Colleu demasiado desove».
El problema es mayor a medio plazo. El mejillón que se ha caído de las bateas de Portonovo y Poio es el de tamaño pequeño, que todavía no es comercial. Es el producto que estaría listo para su explotación a finales de año. Su ausencia en un porcentaje importante en las cuerdas pone en peligro el margen de maniobra de los bateeiros a la hora de suministrar la demanda de la campaña de Navidad y Fin de Año. Si el mejillón desplomado fuese el grande, no les preocuparía tanto, pero el caído es el nuevo y eso ya inquieta más al sector.
Por su parte, en la banda sur de la ría pontevedresa, en Bueu, la pérdida de mejillón en las bateas todavía ha sido más considerable. Aquí nadie se atreve a ponerle una cifra al porcentaje de desplome, aunque todos la sitúan más allá del cincuenta por ciento.
Tomás, un bateeiro de toda la vida de Bueu, señala que los problemas de fijación se empezaron a notar en junio y que se agravaron en poco tiempo. «Desde xuño empezamos a notar desplomes sen sentido ningún, en quince ou poucos días foise ao fondo todo o que xa estaba cumplido».
Este mejillonero no recuerda una temporada tan mala por esta razón. «Para que te fagas unha idea, nunha corda de 200 quilos, estamos sacando entre 20 e 30 quilos», se lamentó. A la hora de valorar el impacto para el resto del 2013, se mostró muy pesimista. «Este ano non da nin para os gastos», añadió, a la vez que también admitió su temor de que no se pueda abastecer con mercancía suficiente la demanda de fin de año.
En el sector atribuyen los desplomes de Bueu a una razón distinta a la de Portonovo. Se trataría, al parecer, de un patógeno o a la actuación de las anémonas. «Non nos din nada claro», sostiene Tomás. Hay incluso quien dice que la situación podría haberse agravado por un agua excepcionalmente caliente.
