Los cierres de bateas a causa de la presencia de biotoxinas se agravan y confirman un año pésimo.

Productores, comercializadores (depuradoras) y transformadores (cocederos y conserveras) empiezan a convencerse de que 2014 va a ser "un año en blanco" para sus intereses o incluso, como dicen algunos, "un año totalmente negro". Los episodios tóxicos no solo no remiten, sino que empeoran por momentos, y esto hace que los cierres de bateas sean interminables -ayer se prohibió trabajar en dos polígonos más, en Redondela-, con lo que esto supone de cese de la actividad y desabastecimiento de los mercados.

Y si este es un problema grave, especialmente intenso tanto en 2013 como en lo que va de 2014, hay que sumar a la conocida como "marea roja" un riesgo extra, como es el de los desprendimientos de producto.

Cabe recordar que el mejillón se fue al fondo en muchas bateas tanto en otoño como en invierno a causa de los fuertes temporales. Y resulta que esto también sucede en la actualidad, no porque las corrientes sean ahora especialmente intensas, sino porque el molusco ha crecido tanto que el peso que alcanza en las cuerdas hace que las "piñas" se caigan por completo y acaben en el fondo del mar.

Hay que tener presente que en muchos polígonos de Galicia el mejillón alcanzó la talla comercial hace ya bastante tiempo. El problema es que a causa de los interminables cierres por biotoxinas no fue posible sacar el producto para llevarlo al mercado, y al seguir en las cuerdas continuó su desarrollo, de ahí que ahora el peso resulte insoportable.

Aunque como "a perro flaco todo son pulgas", los productores tienen algo más de qué preocuparse. En los últimos días observan que a las cuerdas de mejillón también se ha fijado de manera natural una gran cantidad de mejilla, es decir, la semilla del molusco. Lo que sucede es que al estar parada la actividad extractiva esa cría también ha crecido, en algunos polígonos de forma especialmente llamativa, lo cual hace que se asfixie el mejillón comercial que tiene debajo. Al mismo tiempo, al crecer la mejilla sigue en aumento el peso de las cuerdas, y en consecuencia se intensifican los desprendimientos.

"La situación es agobiante y ya no sabemos qué más hacer; aunque en realidad no podemos hacer nada, salvo quedarnos de brazos cruzados y empezar a pensar en buscar otros trabajos y vender nuestras bateas", indican los bateeiros de base consultados.

"Esto es una ruina para todos desde hace años, pero ahora resulta peor que nunca y estamos a punto de desaparecer como sector", apostillan otros productores.

También los hay que confirman que "con esta importante presencia de biotoxinas es imposible trabajar, y muchos cocederos y conserveras no tardarán en descartar ya la campaña del mejillón de este año".

Los que así opinan advierten de que "si ahora llegan el viento del sur y la lluvia podemos darnos por definitivamente perdidos, con lo cual, después de un 2013 históricamente malo, estaremos encadenando dos años de absoluto desastre para la mitilicultura en Galicia".

*Noticia de Faro de Vigo