La marea roja afecta también desde esta Semana Santa a las aguas de Aldán-O Hío, por lo que toda la ría de Pontevedra se encuentra cerrada en estos momentos por culpa de la toxina diarreica o DSP. El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) decretó el cierre de las 100 bateas de la zona el Jueves Santo, una decisión tomada después de las analíticas realizadas a mediados de semana. El informe de ayer mantiene la clausura de los dos polígonos mejilloneros, que de esta manera se unen a los tres de Bueu y a los tres de Portonovo/Combarro.
Bateas en la ría de Aldán, ahora cerradas por la marea roja.
La ría de Aldán cuenta con dos parques de bateas: el Cangas A y el Cangas B, que entre ambos suman cerca de un centenar de viveros flotantes. Uno de los polígonos comprende desde el entorno de Couso hasta Areabrava, mientras que el segundo se encuentra más al interior de la ría, desde Pinténs hacia Arneles. Estas bateas estaban abiertas desde el pasado 27 de octubre, aunque en las últimas semanas ya se había detectado un aumento de fitoplacton con DSP en las aguas. De hecho, los polígonos mejilloneros de Bueu cerraron a mediados de mes, al igual que los de Portonovo.
La afección de la toxina por ahora se concentra casi exclusivamente en estos lugares. Según los informes del Intecmar, en estos momentos en todo el litoral gallego sólo están cerradas las bateas de dos parques de la ría de Muros-Noia y los de la ría de Pontevedra, que habitualmente es la primera en sufrir la llegada de la DSP. No obstante, las analíticas periódicas del Intecmar también revelan que durante las últimas semanas su presencia también es patente en la bocana de la ría de Vigo, aunque de momento los índices se encuentran dentro de los valores permitidos.
La presencia de la DSP en las aguas gallegas a estas alturas del año es un proceso natural y habitual. El primer afloramiento suele registrarse a principios de la primavera y luego da una tregua breve a mediados del verano. El segundo episodio fuerte se produce a finales de la temporada estival y en los inicios del otoño. En su aparición influyen múltiples variables, como el régimen de vientos, mareas o la temperatura de las aguas y suele ser un quebradero de cabeza para los bateeiros.