Se cumplen dos meses desde que la marea roja irrumpió, sin que el Intecmar fuese capaz de preveer su llegada, en las rías gallegas. Las toxinas lipofílicas no parecen tener prisa por marcharse de nuestra costa, y a estas alturas, de los 53 polígonos de mejillón existentes solo está permitida la extracción de producto en 27.

La ría en la que mejor ha evolucionado la marea roja es la de Vigo, donde hay abiertas diez de las trece zonas de producción en las que está dividida. En el extremo contrario se encuentra la ría de Pontevedra, donde todos los polígonos de bateas siguen afectados por la toxina lipofílica y, por lo tanto, sometidos a un cierre administrativo. Arousa, la ría con mayor número de mejilloneras y en la que el peso del sector es mayor, está a medio camino entre esos dos extremos, estando cerrados casi la mitad de los polígonos. La mayor parte de los situados en la zona de Cambados, O Grove y Ribeira siguen sin ser aptos, según los análisis del Intecmar, para la extracción de mejillón.

La imposibilidad de sacar producto de una gran cantidad de bateas está crispando los ánimos de los productores, que ven peligrar la campaña navideña, su última esperanza para salvar un año negro. Además, los bateeiros de la ría de Arousa están doblemente angustiados: este año, el mejillón se cae, literalmente, de las cuerdas, y muchos temen que cuando por fin puedan acudir a sus viveros a extraer producto, ya no quede nada.