El episodio tóxico que comenzaba a principios de marzo en la ría de Pontevedra y que pronto se extendía prácticamente todas las bateas de mejillón de Galicia sigue en proceso descendente. Los niveles de fitoplancton portador de biotoxinas se redujeron en las últimas semanas, y esto se traduce en un descenso considerable de células tóxicas, con la consiguiente reapertura de bateas.

Ayer, sin ir más lejos, se abrieron de golpe cinco nuevos polígonos arousanos. Actualmente una veintena están disponibles para la extracción y su producto es apto para el consumo, permaneciendo cerrados unos treinta polígonos más. Puede hablarse, por tanto, de una situación de estabilidad, aunque la desaparición de la popularmente conocida como marea roja es siempre más lenta de lo deseable.

Y es que el sector, que poco a poco recobra la normalidad, quiere intensificar las labores de descarga y venta del molusco para aprovecharse de que durante los dos últimos meses, precisamente a causa de la entrada de nutrientes en las rías -entre los que estaba el fitoplancton portador de biotoxinas-, el producto ha ganado enteros en cuanto a rendimiento en vianda y/o calidad.

Así pues, el mensaje actual es de calma y el consumidor puede acceder sin problemas a este apreciado producto gallego, aunque también es verdad que la remisión de las células tóxicas debería acentuarse y acelerarse en próximos días para poder reabrir cuanto antes la totalidad de los polígonos bateeiros disponibles en Galicia.