Ha vuelto a suceder. Los bateeiros, que por miedo a sufrir represalias prefieren no dar su nombre e incluso evitan denunciar los hechos ante la Guardia Civil, aseguran que se registra una nueva oleada de sabotajes en los parques de cultivo flotantes. Sucede en diferentes rías, pero de manera especialmente intensa en la ría de Arousa, donde algunos se dedican a cortar o descolgar las cuerdas de mejillón existentes en determinadas bateas.
Los bateeiros solicitan a Guardacostas -en la foto- que les ayude a vigilar las bateas.
Parece ser que no hay tantos casos como en otras épocas, y ni siquiera se trata de cientos de cuerdas que se van al fondo en una misma batea, como ha llegado a suceder, pero los sabotajes están ahí y provocan importantes pérdidas entre los concesionarios afectados.
Se da la circunstancia, según indican algunos bateeiros consultados, de que los parques flotantes directamente afectados pertenecen a aquellos que en algún momento se han posicionado en contra de que sus bateas sean utilizadas por los pescadores de la ría que realizan actividades ajenas a la mitilicultura.
"Las bateas son nuestras concesiones, y por tanto solo nosotros podemos trabajarlas y subirnos a ellas, ya que de lo contrario se producen desprendimientos y otros daños cometidos por terceros de los que nadie se hace cargo", lamenta uno de los afectados.
Muchos vuelven a centrar sus miradas en algunos pescadores de camarón -no todos- que suelen buscar este preciado recurso entre las cuerdas de las bateas. "Muchas veces no se dice nada para que no causen más daños, pero a nadie le gusta que una persona ajena trabaje sobre la batea", insisten en el sector.
Quienes así opinan alegan que "estos sabotajes se producen a pesar de que, a raíz de los anteriores, hemos puesto vigilancia privada en la ría y sigue operativa, pero es demasiada extensión para controlar y muchísimas bateas tras las que esconderse".
Lo que quieren decir es que la vigilancia resulta poco efectiva y que "hay gente dispuesta a dañar a los demás sin importarle que no podamos dar de comer a nuestros hijos, pero a veces la situación es como la que se vivía en el País Vasco cuando uno no podía decir lo que pensaba".
Los productores de mejillón insisten en que son ellos los que asumen el mantenimiento y reparación de las bateas, y por tanto "nadie puede venir a nuestras concesiones a destrozar el trabajo que tenemos hecho", por eso apelan de nuevo a la colaboración de la Administración y a Guardacostas de Galicia, para que intensifique la vigilancia.