La Consellería do Mar verificará el plan experimental del truel en la Ría de Arousa tras constatar hasta doce denuncias en las últimas semanas interpuestas por los productores de mejillón por desperfectos en sus bateas.  

El secretario xeral do Mar, Juan Maneiro, pidió ayer "prudencia” para la convivencia pacífica de las dos actividades y confía en que ambas se puedan desarrollar sin enfrentamientos y problemas. El sector del truel apuesta por reunirse con los colectivos bateeiros que les tienen vetada su concesión para tratar de llegar a acuerdos puntuales, pero los bateeiros lo rechazan. "Xa o temos feito noutros momentos e ao final a reunión convírtese nun cruce de acusacións e ameazas. Non temos nada que falar con eles porque non queremos que suban as nosas bateas”, advierte.

De hecho, representantes de estos colectivos bateeiros solicitaron durante un encuentro con el secretario xeral do Mar la suspensión del plan en Arousa. "Díxonos que a suspensión do plan non se pode mentras haxa un que cumpla, pero que se pode revisar de cara a súa renovación o vindeiro mes de decembro se está causando problemas”, apunta un directivo bateeiro.

Además, durante el encuentro, Maneiro también se comprometió a prestar especial atención a la zona para evitar nuevos incidentes. "Díxonos que ía a destinar un grupo de inspectores de Gardacostas para controlar este tema”, advierte un productor.

Cabe recordar que hace un par de semanas los concesionarios de cerca de 800 bateas decidieron dar un paso al frente denunciando sabotajes y pérdidas económicas muy importantes al año. Cortes de cuerdas, rotura de carteles y sus formas de trabajar han colmado de paciencia a una gran mayoría de productores arousanos que incluso llegaron a pedir la intervención de la Guardia Civil. Actualmente, el sector del truel cuenta con el permiso de 350 bateas de la Ría de Arousa para practicar su oficio, un requisito indispensable para subirse a la batea para colocar la nasa o trabajar con truel.

El conflicto entre ambos sectores no es nuevo, pero hasta hace aproximadamente dos meses permanecía latente e incluso se podía hablar de convivencia.

"Na práctica os trueleiros están traballando de forma indiscriminada en tódalas bateas da ría, inclusive naquelas nas que os propietarios se negaron taxativamente a que se faene sobre elas”, apuntan.

La situación se ha recrudecido con los episodios tóxicos que está entorpeciendo la labor de los bateeiros y con los cierres también de bancos marisqueros hasta hace poco en la Ría de Arousa. El sector mejillonero reclama una actuación más contundente por parte de la Consellería do Mar para tratar de frenar este tipo de actuaciones y evitar además de los sabotajes que el mejillón que está en estos momentos en la batea se desplome y se vaya al fondo como ya ha ocurrido en otras ocasiones cuando el producto está ya maduro. "Cónstanos que hai xente que non ten nin permiso para ir ao camarón e está indo. É preciso que se controlen estos casos para evitar máis enfrontamentos”, dice un bateeiro.