Trastoca los planes del sector en plena campaña de comercialización.

Los productores hicieron acopio hace unos días ante la amenaza de la toxina. 

La marea roja que mantiene parada la actividad en la gran mayoría de las bateas de Galicia tiene unos perjudicados directos: los productores de mejillón, a los que les toca frenar en seco la actividad que les da de comer. Pero la cadena del inquilino de las bateas tiene más eslabones. Depuradores, cocederos y conserveros también se ven afectados. En nombre de estos últimos hablaba ayer Juan Vieites, secretario general de Anfaco, la patronal de la conserva. Dijo que «la preocupación es máxima en las empresas» porque la toxina llega en el peor momento, en plena campaña de esta especie.

Vieites intentó no ser pesimista. Pero señaló que si el episodio de toxina se prolonga la actividad en las conserveras se verá muy perjudicada y «al principio se podrá encaminar la producción a otras especies, pero el hecho de que falle el mejillón puede implicar que personas que trabajan como fijas discontinuas acaben yéndose a casa. La realidad es que ahora mismo tenemos un problema importante encima».

Al preguntarle si este año es especialmente perjudicial la aparición de la toxina por el traspiés que ha dado la producción de chorito chileno, el principal competidor del mejillón gallego, su respuesta fue clara: «Lo que pase en Chile es secundario. Nosotros siempre apostamos por el mejillón gallego, que es el que queremos envasar. Así que esperemos que la toxina se vaya pronto».

Desde Anfaco también dejaron claro que siguen esperando que los contacto mantenidos con la Xunta para cambiar la normativa de toxina -consideran que el nivel que se exige para el mejillón en fresco no puede ser el mismo que para el procesado, cosa que ahora mismo sucede- den sus frutos pero «la realidad es que los tiempos se están dilatando».

Testimonios dispares

Con la toxina de nuevo presente, el pesimismo vuelve a cundir en el sector bateeiro, al que el fantasma del 2013, uno de los peores ejercicios en la historia del sector, persigue. Eso sí, hay distintas opiniones. Algunos productores, los que tienen bateas en polígonos donde la toxina no tuvo tanta presencia en los últimos meses, creen que quizás el 2014 pueda mejorar el horripilante año anterior. Otros ni siquiera esperan eso de él. De hecho, el adjetivo con el que se autocalifican lo dice todo: «Estamos desesperados», manifestaba ayer un productor. En lo que todos los mejilloneros coinciden es en que el nerviosismo parece haberse instalado de lleno en su sector y, en cuanto abre algún polígono de bateas, se intenta sacar al mercado el producto cuanto antes. Hasta ahora, y cuando la marea roja lo permitía -hubo más episodios en los últimos meses-, se trabajaba a un ritmo aceptable.

* Noticia de La voz de Galicia