- Los cierres de bateas se suceden entre dudas sobre los análisis de la toxina.
Hay un temor apenas soterrado entre los mejilloneros de las rías: que este año sea como el pasado, un 2013 funesto en que los cierres de bateas por las mareas rojas fueron la norma y tanto la producción como la facturación cayeron un 20%. Estamos en agosto y las perspectivas no son halagüeñas. Tras un primer parón desde abril, parecía que el verano iba a dar un respiro, en una época de mucho consumo. Pero han vuelto las microalgas, los positivos en los análisis y la veda. Golpeado por este fenómeno de contaminación natural, el sector oscila entre la melancolía y la rabia.
“¿Me preguntas por las pérdidas? No nos da tiempo ni a hacer el cálculo. Estamos con paradas todo el año”, lamenta Juan Suárez, presidente de la Asoc
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