Los cierres de bateas a causa de la presencia de biotoxinas se agravan y confirman un año pésimo.
Productores, comercializadores (depuradoras) y transformadores (cocederos y conserveras) empiezan a convencerse de que 2014 va a ser "un año en blanco" para sus intereses o incluso, como dicen algunos, "un año totalmente negro". Los episodios tóxicos no solo no remiten, sino que empeoran por momentos, y esto hace que los cierres de bateas sean interminables -ayer se prohibió trabajar en dos polígonos más, en Redondela-, con lo que esto supone de cese de la actividad y desabastecimiento de los mercados.
Y si este es un problema grave, especialmente intenso tanto en 2013 como en lo que va de 2014, hay que sumar a la conocida como "marea roja" un riesgo extra, como es el de los desprendimientos de producto.
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