Al filo de las diez de la mañana, los mariscadores que trabajaban en la zona de Os Lombos se vieron sorprendidos con la llegada de una legión de embarcaciones a la desembocadura del Ulla. Eran los rañeiros que habían comenzado la jornada en la zona de O Bohído y que, al poco de empezar, recibieron la noticia de que ese banco y toda la zona 6 de la ría estaba cerrada de forma cautelar al marisqueo. «Houbo que devolver o que xa se collera ao mar», explican los productores. Y poner rumbo al fondo de la ría, hasta donde no habían llegado aún los problemas.
Este episodio no hizo más que incrementar el malestar que se ha extendido entre el sector marisquero contra el Intecmar y la labor que este ha realizado como vigía de las mareas rojas en la costa gallega. Y es que cada vez son más las voces que atribuyen a un fallo en el sistema de control los grandes problemas a los que estos días están teniendo que hacer frente bateeiros y mariscadores; depuradores, exportadores, cocederos y conserveras.
Desde todos los eslabones de la cadena se alzan las voces de protesta. Nadie entiende que el Intecmar no realice analíticas durante los fines de semana. Creen que fue precisamente en ese lapsus temporal cuando la toxina hizo su gran entrada en las rías sin que nadie alertase al sector de lo que estaba pasando. Eso hizo que en las bateas y en los bancos marisqueros se trabajase con total normalidad y que el producto iniciase su camino hacia los mercados, de donde ha tenido que ser bruscamente retirado.
Nadie se atreve a dar cifras cerradas, pero las pérdidas son cuantiosas y aún seguirán creciendo. Y es que, según explicaba ayer un depurador arousano, los análisis que se están realizando al marisco que se ha paralizado en las empresas de depuración están dando muchos positivos. «Siempre se nos dijo, y siempre lo creímos, que el Intecmar era un centro de referencia mundial. Pero el movimiento se demuestra andando», explicaba este comercializador, que teme que este episodio descalabre a muchas empresas que se encontraban ya en situaciones delicadas.
El mismo temor lo comparte Benito González, el presidente de la Federación Galega de Confrarías. Señala que el mar está en plena efervescencia productiva, y «nesta época hai que estar moi pendiente de todo, porque se está a mover moito marisco e algo así ocasiona uns problemas moi graves». González aboga por «facer peches preventivos antes de chegar a esta situación, porque a cantidade de cartos que se tiraron pola borda foi enorme». Así que, a su juicio, es necesario que «se fagan análises sábados e domingos e que se fagan os peches con certa previsión».
Lo mismo opinan muchos bateeiros. Agustín Pose les pone voz al indicar que un centro de control como el Intecmar no puede ser ajeno a la dinámica comercial de los sectores para los que, al fin y al cabo, trabaja. Con tres de las grandes campañas del año lanzadas -la de industria, y las de exportaciones hacia Francia e Italia- y en un momento del año «no que normalmente hai mareas bermellas», «o Intecmar ten que facer análises venres, sábados, domingos e festivos».
