La marea roja empieza a remitir en la comarca después de que algunos polígonos bateeiros lleven casi tres meses cerrados. Esta semana se abrió un polígono del interior de la ría de Vigo y a última hora del viernes el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) dio su autorización para que abriese una de las zonas habitualmente más afectadas por la toxina: la ría de Aldán. Las más de cien bateas de este lugar, agrupadas en los polígonos Cangas A y Cangas B, estaban cerradas desde el 28 de marzo y desde esta semana vuelven a estar operativas.

Los bateeiros de la comarca de O Morrazo confirman que a lo largo de los últimos días se ha notado una progresiva mejoría de las analíticas en el agua y confían en que durante la semana que mañana arranca haya nuevas aperturas. No obstante, tambien hacen gala de cierta precaución y hasta escepticismo. "Estos días hay de nuevo mar de fondo y no sería raro que arrastrase de nuevo la toxina hacia el interior de la ría", explican algunos profesionales del sector.

La mejoría que implica la lenta desaparición de la marea roja siempre es bien recibida por un sector expuesto continuamente a los caprichos de un fenómeno sobre el que no siempre se pueden establecer patrones de comportamiento, pero tampoco ocultan que en estos momentos su actividad está un tanto limitada. La producción que está en las bateas está aún en fase de desove y cría, lo que inevitablemente condiciona la carga de trabajo y las posibilidades de colocar la mercancía. "Durante las próximas semanas lo que se venda será casi todo para fresco y nos hará falta cerca de un mes para poder empezar a vender para la industria", explican desde la Sociedad Cooperativa Mejillonera de Galicia (Socomgal).

Las primeras bateas de O Morrazo y prácticamente de Galicia afectadas por el primer episodio de la marea roja de este año 2013 fueron las de la ría de Pontevedra: los tres polígonos situados en aguas de Bueu y los Combarro. Por ahora los muestreos realizados por el Intecmar obligan a mantenerlos cerrados, aunque durante esta semana se realizaron nuevos controles para comprobar su evolución. La ría de Pontevedra, que incluye también a Aldán, es probablemente la zona de Galicia más afectada por las mareas. Suele ser la primera en cerrar cuando la toxina hace su aparición y la última en abrir cuando inicia su retirada.