Normalidad y tranquilidad. Así puede resumirse la situación que atraviesa en la actualidad el sector mejillonero gallego, una vez superado un nuevo episodio tóxico.
La práctica desaparición de las biotoxinas marinas hace que solo continúe prohibida la extracción en trece polígonos que suman un reducido número de bateas. Esto es tanto como decir que están operativos, y que por tanto puede comercializarse su mejillón, un total de 37 polígonos de viveros flotantes, de los cuales veinte se encuentran en aguas arousanas, entre ellos algunos de los más importantes.
Si se analiza la situación por rías puede indicarse que el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) mantiene cerrados los dos polígonos existentes en la ría de Ares-Betanzos.
En la arousana, como queda dicho, hay una veintena de polígonos disponibles y solo permanecen cerrados los Grove C3 y Grove C4.
El polígono de Baiona está operativo y el de Corme-Laxe está cerrado, mientras que en Muros-Noia hay tres en los que se prohibe extraer mejillón y uno operativo.
En cuanto a la ría de Pontevedra, tiene cinco polígonos en los que sigue prohibida la extracción. La noticia aquí -y lo extraño- es que estén abiertos tres, ya que la mayor parte del año están inoperativos todos. En la ría de Vigo son aptos para la extracción, venta y consumo sus doce polígonos mejilloneros.