El día a día en el sector mejillonero gallego es una lucha de poder constante entre las diferentes organizaciones productoras. La entidades, aunque muchas veces no trascienda, libran una batalla tras otra. Esta vez la victoria es para Opmega y Cabo de Cruz, dos entidades cuyos planteamientos sirven a la Consellería do Medio Rural e do Mar para cerrar definitivamente la campaña extractiva de la mejilla en las rocas del litoral, rechazando cualquier posible ampliación hasta final de mes, como demandaban otras asociaciones mejilloneras.

Como FARO explicó ayer, la campaña terminó el 30 de junio, pero desde entonces muchos bateeiros gallegos siguen saltando igualmente a las rocas de la costa para recolectar la semilla que necesitan para "encordar" sus bateas.

Alegan que con motivo de la marea roja no pudieron vender su producto comercial, y al estar las cuerdas ocupadas no pudieron colgar esa cría que tanto necesitan para preparar la campaña siguiente.

De ahí que distintos productores y asociaciones, una vez más abanderados por la asociación Virxe do Rosario -con Javier Blanco como presidente-, pidieran a la Consellería que ampliara el plazo de la mejilla hasta el 31 del mes en curso.

Pero Mar se niega y se escuda en la existencia de supuestos informes técnicos que desaconsejarían explotar más este recurso, a pesar de que no tiene más usos que los que puedan darle los bateeiros y de que es un producto, insiste el sector, actualmente muy abundante en todo el litoral.

Lo que sí hace constar la Consellería cuando contesta a Virxe do Rosario para indicarle que no accede a ampliar el plazo de extracción de la semilla, es que "las asociaciones de mejilloneros Opmega y Cabo de Cruz informan negativamente la propuesta de ampliación del plazo".

A esto añade que "la Secretaría Xeral do Mar estima que no procede una nueva ampliación, toda vez que la campaña de este año ya fue ampliada hasta el 30 de junio y no se dieron nuevas circunstancias que puedan ser consideradas excepcionales".

Muy por el contrario, diferentes bateeiros y dirigentes del sector consultados insisten en que esa excepcionalidad si que existe, y no es otra que la presencia de biotoxinas desde marzo, lo cual, como se apuntaba anteriormente, impidió la venta de mejillón y por tanto no dejó hacer sitio en las bateas para colgar las cuerdas de cría.