El sector está «muy preocupado» y pide que se afine ya la normativa.
Hace tiempo que se evidencia que el sistema actual de referencia para la detección de toxinas, el llamado método químico por el que apostó la Unión Europea, no tiene amigos en Galicia. Lo critican los bateeiros, que dicen que su funcionamiento es peor que el del bioensayo con ratón. Lo denuncia también por activa y pasiva la industria conservera, que lo que reclama es afinar la norma y que el nivel de toxicidad permitido para el mejillón u otro bivalvo fresco no sea el mismo que para el procesado. Y la propia Xunta también le pidió a Europa una moratoria para utilizar este sistema.
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